Esta pintura intenta desde primer momento, dar una sensación
de paz, reflejar un mundo feliz. Un mundo utópico, en
el que se hace patente la necesidad irremediable de la coexistencia
entre los seres humanos y la naturaleza.
La madre, inmersa completamente en su papal distante y lejano
del mundo real, contempla al despertar a la criatura, que descansa
sobre el mismo colchón de hiedra,
Con esta obra, quiero dar a entender como la irrupción de un nuevo ser en nuestras vidas, nos obliga voluntariamente a protegerlo, no engañándolo, si no disfrazándole esa vida, a veces dura y con caminos sinuosos, para que sea feliz, dentro de ese mundo que nosotros queremos que vea.
JAnto Garrucho |